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El último Taller Breve del año en Madrid
20-05-2013

Este pasado sábado día 18, celebramos nuestro último Taller Breve en Madrid de la temporada. ¿Qué puede decirnos hoy en día la palabra profética? El Siervo de Yahvé como modelo para una iglesia en transición era el título del Taller, al que Nathan Moser, profesor de AT en la Facultad SEUT, nos introdujo.


Empezamos nuestro recorrido conociendo un poco más de cerca el libro de Isaías y su proceso redaccional. En este sentido, tradicionalmente se reconocen tres “libros” dentro del libro de Isaías: a) el primer Isaías (capítulos 1-39), pre-exílico (740-700 a.C.), fruto del profeta original; b) el segundo Isaías (40-55), de la época del Exilio (c. 550); b) y el tercer Isaías (56-66), post-exílico (época del retorno). Los dos últimos serían resultado de lo que a grandes rasgos podríamos denominar la escuela isaiana, heredera del primer Isaías. Para entender un poco más gráficamente el proceso redaccional de la obra, hicimos una analogía con el orden de producción y el cronológico de la famosa saga de la Guerra de las Galaxias.


En este contexto, nos centramos en particular en el segundo Isaías y vimos la cuestión de los denominados “cantos del Siervo Sufriente” que si bien son denominados “cantos” no son más poéticos que algunas otras partes del libro. Igualmente, tratamos la cuestión de su probable inserción posterior en el cuerpo de Isaías y la controvertida polémica de la identidad del Siervo. Nathan nos expuso que en su opinión, la identidad del Siervo es intencionalmente fluida y que ésta no cobra tanta relevancia como la función del Siervo.


Precisamente fue la función de esperanza que transmite el Siervo entre los exiliados de Babilonia, sin Templo, sin rey, sin tierra, la que trabajamos más en el Taller. Aprendimos que la función más importante es de carácter imaginativo, es decir, usar la imaginación para cambiar la mentalidad de exiliados de los judíos. Para representar esta cuestión, usamos varias secuencias de la película Cadena Perpetua (1994), en la que Tim Robbins, un recluso encerrado injustamente, se esfuerza por cambiar la mentalidad de “institucionalidad” que tienen sus compañeros, en especial de Morgan Freeman, quien ha pasado prácticamente toda su vida en la prisión y se define como un “hombre institucionalizado”, es decir, plegado al sistema, quien ha asumido como propia la identidad que éste le otorga (la de preso, o la de exiliado, en el caso de los judíos en Babilonia).


Para entender también el marco de sustitución en el que elabora el autor de los cantos la imagen del Siervo que lleva las llagas de Israel, Nathan nos propuso escenificar la historia del rey Samasumaqui, quien, vaticinado por el sacerdote de Marduk del mal que se le avecina tras la lectura del hígado de una gallina, decide que sea un prisionero de guerra el que cargue con la el mal. Pero para que no se diga que alguien sin valor murió en el lugar del rey, al prisionero se le hace pasar por rey por un corto período de tiempo, al término del cual es sacrificado y sepultado en una tumba junto con el mal que debía acaecer al rey. Esta es una práctica bien documentada en textos hititas y que se halla en el fondo de la cuestión del Siervo. Sin embargo, la mayor diferencia, que transforma totalmente el escenario, es que en el Siervo, que siempre actúa según lo que se espera del rey (sea quien sea el Siervo en cada caso), asume sobre sí mismo el mal y no busca un intermediario sustitutorio (Is. 53:4-5).


Para terminar, dimos el salto de la figura del Siervo en el Deuteroisaías y vimos que en el Tritoisaías la misma figura se identifica con los oprimidos y desheredados de la tierra, con los eunucos. De aquí, la importancia del eunuco que encuentra Felipe en Hechos 8 y la lectura cristológica así introducida.


Sin duda uno de los Talleres más “escénicos” de este año, con él despedimos no solo el Taller Teológico de este año en Madrid, sino a Nathan, quien junto con su familia, se trasladará en breve a Grecia para continuar con su ministerio de enseñanza. ¡Os deseamos todo lo mejor!