Con Miguel Ángel Oyarbide
PRESENCIAL en Bravo Murillo, 85.
Con Juan Sánchez Núñez
PRESENCIAL en C/ Aragó, 51 (Esglesia Betel-Sant Pau)
Crónica del Taller Breve en Málaga: "Aprender a desaprender: espiritualidad cristiana y (trans)formación personal"
01-04-2019
![]() Daniel Muñoz, profesor de la Facultad de Teología SEUT y director de la Casa de Espiritualidad “La hacienda de los Olivos” (Granada), fue el encargado de este Taller Breve el pasado 2 de marzo en la Iglesia del Redentor en Málaga. Espiritualidad, lectura reflexiva, transformación, acompañamiento, aprendizaje y desaprendizaje fueron las claves de este taller.
“Aprender a desaprender” es más que un lema de tipo ‘auto-ayuda’ o de New Age: es una tradición ya presente en los orígenes del cristianismo: cuando Jesús habla con Nicodemo, le pide que ha de “nacer de nuevo” (Juan 3,7), esto es, que ha de nacer del Espíritu.
Además, Jesús es heredero de la gran tradición judía de la conversión, esto es, de una tradición de seguimiento de un maestro rabino, basada por tanto en una estrecha relación entre maestro y discípulo: para éste era más importante imitar al maestro (su estilo de vida) que aprender mentalmente sus enseñanzas. Dicho de otro modo, seguir a un maestro era cambiar el estilo de vida propio por el del maestro.
La espiritualidad cristiana, y concretamente española, recibe un gran impulso durante el siglo XVI, pero éste se nutre de tres corrientes antiguas:
Por otro lado, la tradición espiritual siempre ha percibido tres etapas fundamentales en la vida espiritual:
Esta parte se cerró con un ejercicio sobre “La noche oscura” de Juan de la Cruz.
Éste es el aprendizaje más importante que hay que hacer. De lo contrario, vivir es sobrevivir: pasar por la vida sin que la vida pase por uno. Es como vivir con sordera.
Es importante tomar conciencia de que la gran mayoría de nuestras verdades son provisionales (muy pocas permanecen siempre), como si estuvieran enlatadas con una fecha de caducidad. Es decir, se trata de verdades que tienen una utilidad en sí mismas pero que son limitadas, en la medida que no nos son útiles para todas las etapas de nuestra vida. De no asumir esto, un aprendizaje de fondo se hace imposible. Por esto, aprender a desaprender es una actitud esencial en nuestros itinerarios.
Por la misma razón, es importante reconocer cuándo vivimos un momento de transición, ya sea que los procesos de cambio nos elijan o los elijamos nosotros. Y es vital evaluar cuál ha salido de tales procesos. En esta línea, Juan de la Cruz veía un momento de transición importante en los siguientes signos (a modo de anuncio de crisis):
A fin de poder aprender a desaprender, es esencial contar con acompañamiento. El acompañamiento espiritual también sigue unas etapas:
Esta segunda parte se cerró con un ejercicio sobre la elaboración de una liturgia comunitaria que celebrara el proceso de transición personal de algún caso concreto que cada grupo propusiera.
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