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¡Volvemos a la carga! Primer Taller del curso 2016-2017
10-10-2016

 JONÁS, EL PROFETA CENIZO (17 de septiembre de 2016)

1.    Introducción
En una fase introductoria, la profesora Lidia Rodríguez (Universidad de Deusto)  nos introdujo a tres aspectos del humor importantes para la interpretación bíblica en general, y para la de Jonás en particular:

 

•    la fuerza liberadores del humor
•    la fuerza subversiva de la caricatura
•    cómo esbozar la caricatura de un profeta

 

Aderezando cada aspecto con viñetas muy bien escogidas para estimular la interacción con los participantes, nos hizo ver que el humor es una herramienta necesaria para la interpretación, porque llega donde no llegan otras herramientas (fuerza liberadora) y porque tiene una fuerza transformadora (fuerza subversiva), y nos condujo por los trazos de estilo caricaturesco que el relato del ‘Libro de Jonás’ presenta de su protagonista a partir de la sucinta noticia de 2 Reyes 14,25. Concretamente, la exageración de trazos a partir de lo que conocemos de la profecía bíblica lleva al autor de este libro a presentar a su protagonista como un ‘anti-profeta’, esto es, el modelo de lo que no es ni debe ser un profeta. Y a partir de ahí, el libro ofrecerá una magnífica teología sobre quién es Dios.


El primer ejercicio por grupos consistió precisamente en descubrir los trazos que acabamos de señalar.


2.    El contexto histórico del libro
En una segunda fase, la tallerista nos expuso el contexto histórico del Jonás de 2 Reyes 14,25 para entender los trazos caricaturescos del Libro de Jonás, que a su vez es fundamental para entender el mensaje del libro. Así, el profeta de Reyes pertenecía a la corriente yahvista celosa que promovía la expansión del reino de Israel y la oposición radical al imperio asirio. Pero este profeta de Reyes no es el mismo que el del Libro de Jonás, como se deja ver por detalles especialmente lingüísticos y también por contradicciones históricas entre el dato de Reyes y el del Libro de Jonás. El protagonista del libro es una caricatura del de Reyes redactada ya en el exilio de Judá, y por eso se le presenta con toda libertad donde supuestamente aquél no hubiera querido ir jamás: ¡a la capital del odiado imperio asirio! En tiempos de 2 Reyes 14 la capital era Assur, pero el autor del libro ha escogido a Nínive, capital posterior y asociada a la crueldad asiria. Es “como si hoy Dios llamara a un profeta para predicar en medio del Tercer Reich”, nos explicó la tallerista.


3.    Jonás, un profeta en crisis
En una tercera fase, Lidia Rodríguez nos adentra en la figura de Jonás según el libro que lleva su nombre. Y recorremos dos trazos:


•    Profeta a la fuga (Jon 1:1-3)
•    Profeta de segundas oportunidades (Jon 1:17; 2:10; 3:1-4)

 


Nos hace ver Lidia cómo el libro nos presenta a un profeta que hace exactamente (o sea, a la letra) lo contrario de lo que se dice de los profetas leales al Señor. No sólo eso, sino que se trata de un profeta que no cumple con las promesas proféticas (por ejemplo las de Isaías 66) de que el pueblo de Dios sería testigo de su gloria allá donde fuere. Sin duda, nos dice la tallerista, Jonás es el prototipo de una profecía venida a menos, quizás porque el sector más celoso de la misma hubiera encerrado la fe yahvista en el puro nacionalismo que no ve más allá de sí mismo.


Pero Dios no abandona a Jonás en su ceguera, y hace que un monstruo marino, signo de caos y perdición (Sheol) para los judíos, sirva para darle una segunda oportunidad. El capítulo 3 del libro sigue la estructura del capítulo 1, como para indicar que Jonás, finalmente, está donde tenía que haber estado desde el principio. ¡Pero cuánto ha tenido que sufrir por su ceguera para finalmente cumplir con su llamado!


4.    Jonás, el profeta cenizo
Finalmente, llegamos a la cuarta fase del taller que corresponde al mensaje del libro. Jonás se planta en Nínive y en cinco palabras (en hebreo) lanza su mensaje: la ciudad será destruida en cuarenta días (3:4). Lo interesante es que no sabemos qué mensaje le dio Dios, porque el libro lo calla deliberadamente. ¿Es un mensaje de Jonás, que quizás ha oído lo que quería oír? Al menos está muy claro, comparado con los profetas bíblicos, que no ha incluido ninguna llamada a la conversión como se esperaría. Y por eso, el arrepentimiento de los ninivitas descoloca a Jonás, que cae en un estado de irritación existencial.

 


Aún así, Dios desea darle todavía una lección y tras el episodio de la planta que le da sombra le deja con unas preguntas que, en realidad, son las preguntas de Dios para todo creyente, especialmente el ‘más celoso’. Lidia nos hizo trabajar en el último ejercicio por grupos sobre el cierre del libro de Jonás, que concluye con una pregunta dirigida a todo lector:


¿No voy yo a compadecerme de Nínive, esa gran ciudad en la que viven más de ciento veinte mil niños y en la que hay mucho ganado? (La Palabra)


Desde esta pregunta, los grupos trabajaron sobre el significado para nuestros días de un Dios tan misericordioso que rompe los límites de amor que los humanos, incluidos los creyentes, ponemos.

 

 

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